The Crow (Alex Proyas, 1994)

Críticas breves
No se puede negar: el amor trágico, esa imponente estética gótica hiperestilizada y amenazante y la sencillez de sus temas (en el buen sentido) siguen haciendo de esta película un placer de los que nunca defraudan. Se le podrán achacar algunos defectos (esa ingenuidad, esa apuesta por lo absoluto), pero siempre será un símbolo generacional que invocó el gótico cuando menos se le esperaba de vuelta y dio forma en cierta manera a la melancolía de finales de milenio.
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Zero Dark Thirty (Kathryn Bigelow, 2012)

Críticas breves
Recuerdo estar sentado en la sala de cine, concretamente en los Van Dyck de Salamanca. Recuerdo cómo, antes de que se apagaran las luces, no esperaba demasiado de lo que en aquel momento parecía una maniobra de blanqueo político-militar sobre una operación muy oscura. Recuerdo cómo al volver a encenderse las luces estaba tan conmovido por esa última escena que pensé: «esto es el cine». Al final, resultó que Zero Dark Thirty tenía momentos portentosos. Que Kathryn Bigelow seguía siendo esa cineasta formidable que sabía cómo mirar, cuándo cortar y qué mostrar. La misma que había encapsulado la paranoia de final de siglo en Strange Days con una agudeza salvaje o nos había llevado de fiesta nocturna y sangrienta junto a vampiros hambrientos con Near Dark. Y también resultó que…
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Showgirls (Paul Verhoeven, 1995)

Críticas breves
Algún día hablaremos de cómo la Showgirls de Verhoeven no solo no es una mala película sino que tiene la capacidad de encapsular dentro de sí una sátira desquiciada e irreverente que no le tiene miedo a nada ni a nadie. Una marcianada insuperable que se ganó una fama inmerecida precisamente por abrazar lo que es: una locura de sexo imposible e interpretaciones pasadísimas que dispara sin medias tintas contra todo lo que se mueve.
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Shi mian mai fu (House of Flying Daggers) (Zhang Yimou, 2004)

Críticas breves
Hay cineastas que han nacido para trascender, con el regalo de la lírica en su mirada y el talento necesario para convertir en cine todo lo que tocan. Aquí, lo que encontramos es una lección de poesía en movimiento, un despliegue del (enorme) genio de Zhang Yimou, un recordatorio constante de que el cine, cuando es así de lírico y radical, llega a lugares muy altos. Absolutamente inolvidable.
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