Categoría: Críticas breves
No se suele comentar la faceta de músico de Jeff Bridges. El carisma que desprende, la magia. Crazy Heart, de Scott Cooper, es una película sencilla, tranquila. Pero también bella, crepuscular, de viajes por carretera, de country. De toda una vida de canciones.
Hay cineastas que han nacido para trascender, con el regalo de la lírica en su mirada y el talento necesario para convertir en cine todo lo que tocan. Aquí, lo que encontramos es una lección de poesía en movimiento, un despliegue del (enorme) genio de Zhang Yimou, un recordatorio constante de que el cine, cuando es así de lírico y radical, llega a lugares muy altos. Absolutamente inolvidable.
David Lynch indaga de tal manera en la fractura de la mente en Lost Highway que parece exceder incluso a la propia poesía, al propio acto de enfrentarnos al cine. La bajada al infierno es tan vertical, tan hipnotizante, tan incalificable que solo queda caer presa de su fuego.
Un filme reivindicable, de peligrosa vigencia. Jeff Nichols se enfrentaba al colapso y la destrucción en una propuesta perturbadora, aterradora, profundamente psicológica. Michael Shannon y Jessica Chastain brillan a máximo nivel.
Un filme irregular (pero por el que siento una predilección difícil de definir), con un Momoa correcto hasta que habla y que tiene algunas ideas muy naíf. Pero Ana Lily Amirpour también da con un espíritu camp logrado en un wéstern distópico rudo y con nervio. Tiene la de cal y la de arena. Pero se sostiene con cierta gracia.
Vista hoy, Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl sigue siendo maravillosa. Un filme de aventuras con garra, con identidad, muy bien dirigido por el siempre interesante Gore Verbinski y una partitura icónica de Badelt/Zimmer. Un deleite que siempre es bienvenido.
Sean Baker es un cineasta único que se ha sumergido como pocos en el extrarradio estadounidense, en mirar a los ojos a aquellos condenados a vivir eternamente en los márgenes del sistema. Snowbird, protagonizado por la siempre interesante Abbey Lee, es una pequeña pieza que lleva la marca del cineasta en cada fotograma. Un fashion film bellísimo sobre todo lo que importa.
En Dungeons & Dragons: Honor Among Thieves hay un inmenso popurrí referencial a muchos universos. Tiene su gracia y juega sus cartas con honestidad, aunque es demasiado obvia como para ser algo distinto a un pasatiempo. Y digo esto sin insinuar que debiera serlo. Los personajes son entrañables, pero de un modo conocido, sin riesgo. Sabemos cómo se van a comportar y qué decisiones van a tomar. Ya los conocíamos de antes aunque nunca los hubiéramos visto. Además, el diseño de producción es agradable, y se siente tratado con cariño. Es la película llevada a la zona de confort. El disfrute inofensivo por antonomasia. Un cine seguro que encuentra su mayor virtud, precisamente, en que nunca resulta amenazante. Un gozo tranquilo.
Yorgos Lanthimos está de vuelta con Poor Things. Un filme que merece como mínimo ser pensado con calma y sin demasiado fervor. 1. El principal problema que arrastra es formal. Lanthimos no innova sobre sí mismo: se enfrenta a su narración desde la comodidad de lo que sabe que le va bien. Desde, por ejemplo, su extrañeza, sus planos holandeses, sus paneos a gran angular y sus marcas de autor ya conocidas. Problema con esto: si la fórmula se repite, si no se distingue la identidad formal de Poor Things de, por ejemplo, The Favourite, es que no hay realmente una identidad en la obra, sino una pulsión de estilo, una preferencia estética sin apoyo narrativo. 2. Lo suelo decir a menudo, pero allá va: el discurso no es lo…
Vamos con una serie de ideas acerca del nuevo filme de Emerald Fennell, Saltburn, que llega tras arrasar con Promising Young Woman. No hay spoilers mayores, pero sí comentarios más o menos específicos. 1. Bien la estética, tampoco tan formidable como se comenta. Muchos tics de modernidad vacía, aunque posee alguna idea potente, sobre todo en lo tocante a la fotografía y ciertas ideas de composición. 2. Su guion es su tormento. Pretende pasar por más inteligente de lo que realmente es: probablemente ningún espectador se sorprenda de la deriva que toma en su último tercio. Sus soluciones finales de montaje explicativo son incluso exasperantes. 3. Barry Keoghan correcto, en un papel muy similar al que ya interpretó en The Killing of a Sacred Deer. El del chaval siniestro que…