Midori (Hiroshi Harada, 1992)

Críticas breves
La censuraron en Japón. Las autoridades destruyeron el metraje. La única copia que se conserva es un montaje que el director tenía guardado. Esa es, a grandes rasgos, la historia de Midori, anime al que nunca ha dejado de perseguir su aura maldita. Y algo de razón hay. Lo primero por delante: es una obra que se esfuerza en ser repugnante. En mostrar la violencia (y todo tipo de perversiones) más salvaje y desmedida posible para generar un rechazo directo en el espectador. No hay clemencia. El descenso a la fosa séptica de lo humano es total. No deja ni una sola colina moral por conquistar y luego destruir. Da igual la aberración que podamos imaginar: en Midori la vamos a encontrar. Y seguramente bajo una apariencia pesadillesca y enfermiza…
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