Etiqueta: Ciencia ficción
Un imponente survival, un filme por el que no pasa el tiempo. Magnífica banda sonora de Alan Silvestri, un nervio tras las cámaras de John McTiernan que nunca pierde el corazón del relato, y una identidad visual robusta y bien definida. Para volver una y otra vez. Da igual cuántas veces se ponga uno del lado de Arnie, la sensación siempre es la misma: esto es cine de altura, del que ya no se hace porque el héroe de acción como tal está en desuso. Porque esta lucha abierta y encarnizada contra la figura del «otro» puede que haya pasado de moda. Predator es una de esas películas que se pueden haber visto a finales de los ochenta, en los noventa o ayer que mantienen una vigencia y un nervio…
Un filme irregular (pero por el que siento una predilección difícil de definir), con un Momoa correcto hasta que habla y que tiene algunas ideas muy naíf. Pero Ana Lily Amirpour también da con un espíritu camp logrado en un wéstern distópico rudo y con nervio. Tiene la de cal y la de arena. Pero se sostiene con cierta gracia.
Yorgos Lanthimos está de vuelta con Poor Things. Un filme que merece como mínimo ser pensado con calma y sin demasiado fervor. 1. El principal problema que arrastra es formal. Lanthimos no innova sobre sí mismo: se enfrenta a su narración desde la comodidad de lo que sabe que le va bien. Desde, por ejemplo, su extrañeza, sus planos holandeses, sus paneos a gran angular y sus marcas de autor ya conocidas. Problema con esto: si la fórmula se repite, si no se distingue la identidad formal de Poor Things de, por ejemplo, The Favourite, es que no hay realmente una identidad en la obra, sino una pulsión de estilo, una preferencia estética sin apoyo narrativo. 2. Lo suelo decir a menudo, pero allá va: el discurso no es lo…
Recién revisada, me reafirmo en que es una obra con grandes virtudes y alguna chorrada inadmisible, pero que en conjunto inclina la balanza más a favor que en contra. Pese a todo lo que se dijo, comprende a la perfección la obra de Moore y Gibbons, y destila una reverencia por ese material original casi religioso, llevándolo al medio cinematográfico con solvencia si conseguimos pasar por alto sus problemas de tono. El principal contratiempo que arrastra es que no es capaz de sacudirse de encima la tendencia a «superheroizar» ciertos momentos bastante absurdos, como la pelea de entrada en la cárcel en el rescate a Rorschach; o a hacer humor y destruir su coherencia en momentos como el de la Hallelujah de Leonard Cohen. Pero por otro lado sabe transmitir…
Toda la vida he considerado Terminator 2: Judgment Day la mejor de la saga —una saga de dos, por supuesto—. Pero ayer me dio por revisitar la primera parte. La tenía muy olvidada, puede que mi última vez con ella fuera hace veinte años. Y menudo reencuentro. Una narrativa de acero en la que se sucede un icono visual detrás de otro. El uso del punto de vista, el sentido del espectáculo. Ese «no hay destino», ese amor corto y arrebatado. La frialdad vs. la fluidez, la búsqueda del círculo perfecto. Una banda sonora inmortal. James Cameron creaba hace casi cuarenta años un símbolo, que encontraba en esos ojos de Linda Hamilton, en esa tensión de Michael Biehn y en esa inexorabilidad de Arnold Schwarzenegger un oasis de ciencia ficción…
Vuelvo a The Fifth Element de un modo curioso. Mi primera vez con ella fue en VHS, recuerdo haberla alquilado en el videoclub de mi barrio y haberme quedado impresionado con ella. Y también haberme enamorado de Milla Jovovich, las cosas como son. Mi segunda vez fue en DVD, hace unos doce años, y de esa vez recuerdo que me gustó un poco menos. Cutre, eso pensé de aquella. Lo de Milla Jovovich, eso sí, seguía inmutable. Y hoy fue mi tercera vez, y fue en blu-ray. No sé qué extraña fuerza me llevó a ella. Quizá que la vi en la estantería y me entró la nostalgia, pero la verdad es que he vuelto a descubrirla como aquella vez en aquel videoclub. Disfrutándola en todo su esplendor y desprejuicio, abiertamente…