por David G. Miño

MaXXXine (Ti West, 2024)

Críticas breves | FECHA DE PUBLICACIÓN: agosto 23, 2024
Póster

MaXXXine es una buena película, un excelente vehículo para una estelar Mia Goth y un digno cierre a una trilogía que nunca perdió el interés. Aunque tiene sus problemas, claro.

Juega en su contra tal vez la ambición de West, que quizá en su búsqueda de una trascendencia satírica, de una penetración en los tropos más profundos e inconscientes del cine de terror, ha resbalado en un par de lugares que pedían más desarrollo y convicción. Sobre todo, los que tienen que ver con la búsqueda del asesino, con la trama policial y la poca profundidad de la que disfruta lo referente a la turbiedad de la noche angelina.

Claro que es una película que se debe a su estética y su adopción de lo común (la scream queen en apuros, la soledad ante la corrupción, la propia obsesión por el ideal dudoso) para acabar subvirtiéndolo en mayor o menor medida. Así, su protagonista cambia el grito congelado por el arma en la mano, y lo que es mejor: no parece una mala parodia, sino un filme inteligente que conoce perfectamente de dónde viene y hacia dónde va.

Pero como obra independiente a veces se queda atrapada en lo superficial, en asumir a Maxine como un icono antes de tiempo, en darle demasiadas vueltas a lo coyuntural en detrimento de lo interior. Una búsqueda, la de lo coyuntural, que paradójicamente se queda a veces enganchada en la búsqueda del alcance. En ofrecer una narrativa que tenga más chicha de la que podría/debería tener.

Aun así, no me atrevería a reducirla demasiado: es una película ocurrente audaz, con momentos poderosos, con imágenes imborrables. Quizá es que después de X y Pearl lo deseable habría sido el estudio sobre Maxine definitivo, la disquisición última sobre la fama y sus consecuencias. Y el filme se quedó un poco a medio gas.

Claro que Mia Goth está aquí para darlo todo, para convencer y convertirse en un personaje complejo, que pese a todo es capaz de expresar la ambivalencia moral de Maxine sin traspasar la línea de lo paródico. Y eso, además de a West, se lo debemos a ella.

No obstante, y después de todo esto, el alegato final iría así: aun con sus problemas, larga vida a Maxine, a la propuesta incómoda de West y a un cine sin sutilezas vacías que solo buscan impresionar sin ofrecer nada a cambio. Después de todo, ¿quién no quiere ser una estrella?

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