por David G. Miño

The Fly (David Cronenberg, 1986)

Críticas breves | FECHA DE PUBLICACIÓN: octubre 16, 2024
Póster

Es complicado dedicar unas palabras a un estandarte como es La mosca. Cronenberg siempre ha sido un cineasta único, con una mirada singular. Y aquí, junto a Jeff Goldblum y Geena Davis, da forma a una historia que ya tenía recorrido en la ficción y la convierte en mito.

La mosca, el relato de George Langelaan, apareció por primera vez en la revista Playboy en 1957 y se adaptó al cine en 1958. Luego quedó más o menos en suspenso, hasta que pasó de mano en mano para acabar en el buen hacer de Cronenberg en 1986, que introdujo cambios y texturas.

La historia: un científico la lía bastante y por error acaba fusionando su ADN con el de una mosca. Lo que sigue es un relato que habla del amor, de la pasión, de la prisión del cuerpo, de la carne, de la pulsión sexual y de la propia esencia que surge de existir y ser.

Lo que hace Cronenberg puede parecer sencillo, pero nada más lejos: bajo la apariencia de un cine desagradable plagado de criaturas monstruosas y sangre y carne (y recordemos que a estas alturas ya había rodado Videodrome o Rabid) encuentra trascendencia, verdad y entidad.

Sobre el amor, sobre cómo se establece la relación entre lo que se ama, lo que se desea y lo que se es. Propone un discurso que encaja a la perfección en su avezada mirada psicológica sin renunciar en ningún momento a la expresión de salvaje ciencia ficción.

Sobre la carne y sus limitaciones, sus expansiones o sus distorsiones. Cronenberg siempre ha destacado por cómo explora la mente humana a través de esa materia orgánica que nos da forma. Y en La mosca la examina, la eleva, la convierte en la perfecta metáfora de lo que somos.

Y por supuesto, sobre la pulsión sexual. Siempre tan freudiano, no falla a la hora de interrogar a su público sobre la vida y la deformidad, sobre qué es lo humano y qué lo monstruoso. Sobre un insecto que sueña ser un hombre o un hombre que sueña ser un insecto.

En lo fílmico, lo habitual en Cronenberg: imaginario viscoso y atemorizante, ideas de dirección siempre al servicio de sus conceptos, montaje solvente, diseño de sonido formidable. La mosca es una de esas películas que convencen en el momento y despegan al ser pensadas.

Incluso a día de hoy, La mosca se siente vigente. Por cómo comenta sobre nuestra relación con los demás y nuestras obsesiones, sobre un mundo mecanizado y la propia esencia de aquello que somos y no somos.

Terror, sí, pero no del efímero. Terror del que cuestiona. Un logro.

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